María sale del trabajo con el tiempo justo para recoger a su hija. Merienda rápida y a inglés. La espera en una cafetería cercana, y aprovecha los minutos para revisar el correo, y acabar algunas cosas pendientes del trabajo. Recoge a la niña y pasa un rato en familia: baño, cena, charla, juegos, deberes. Pero todavía tiene unos minutos antes de irse a la cama para recoger las últimas noticias de la semana para el dossier de prensa de su fundación; buscar algunos artículos interesantes para la carrera benéfica que están preparando, y repasar si hay alguna necesidad en el buzón de atención de recursos humanos que atiende desde hace unos meses.
Andrea apura el café, mientras repasa el informe de su próxima paciente. Una situación complicada, como las que ve cada lunes: mujer, extranjera, sola, con cargas familiares, sin trabajo. Difícil dar apoyo psicosocial en estas situaciones para que la persona no se venga abajo. Pero tiene que ser así, es su trabajo, hay que sacar fuerzas para seguir luchando.
Eduardo y Manolo aprovechan la tranquilidad de las mañanas, sin los niños por medio, y antes de que clientes llamen con problemas técnicos sobre la web o el servidor, para adelantar faena. La nueva web tiene que estar lista para la campaña, y hay muchos retoques de diseño y funcionalidad que hacer, a ver si por fin conseguimos nuevos socios a través de una web que transmita la grandiosidad del proyecto para el que trabajan. ¡Tiene que ser perfecta!
Son parte del equipo de comunicación de la organización y comparten además varias cosas: trabajan desde casa como freelance y son padres de una parejita de niños maravillosos cada uno, que les ocupa gran parte de su tiempo.
Evangelina lleva 10 horas en carretera presentando ofertas comerciales. El trabajo de comercial ya se sabe… ¡Y el de mamá también! Al llegar a casa dedica todo su tiempo y energía a su familia. Conciliar nunca fue fácil, hay que sacar energía. Pero antes de acostarse no puede remediarlo… Y busca buenas noticias para dejar programadas las redes sociales de toda la semana.
Estos son pequeños fragmentos de jornadas laborales de personas muy distintas entre ellas, que hace unos años no tenía nada en común. Pero hoy sí lo tienen: todas son personas voluntarias de la misma organización, la Fundación Novaterra. Son sólo cinco retales de vidas de las casi 70 personas que dedican su tiempo, su conocimiento, y lo que es más importante, su ilusión, pasión y solidaridad cada día para que el proyecto vaya adelante.
¿Qué mueve a estas personas a sacar tiempo de sus apretadas jornadas y responsabilidades para trabajar gratis para una organización social?
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