Tras casi un año de pandemia, las desigualdades estructurales que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo, lejos de desaparecer, se han agravado.
Los datos así lo prueban. A las mujeres les ha ido peor en el mercado laboral y sus tasas de empleo y de actividad han sido más bajas y han registrado mayor desempleo. Estos indicadores, junto a una mayor temporalidad y parcialidad en el empleo femenino, nos devuelve a la realidad una gran brecha salarial de género del 21,41%. En términos absolutos ello implica que las mujeres cobran, de media al año, 5.726 euros menos que los hombres. Una diferencia abismal.
Pero si algo ha quedado en evidencia, tras los estados de alarma y el confinamientos padecidos, ha sido la crisis de los cuidados.