La Economía Social engloba el conjunto de actividades económicas y empresariales que llevan a cabo aquellas organizaciones que ponen por delante el interés general a ganar dinero.
Para una organización que sigue los principios de la economía social el centro son las personas, y el objetivo es el interés común.
Economía social no es sinónimo de responsabilidad social
Muchas veces «economía social» se considera sinónimo de «responsabilidad social«, pero no lo son. Que una empresa respete los principios de la economía social no significa que sea 100% responsable socialmente, ni al revés.
Aunque comparten principios: como fomentar la solidaridad, favorecer el compromiso con el desarrollo local, la igualdad de oportunidades, la conciliación, la cohesión social, la inserción de personas en riesgo de exclusión social, la generación de empleo estable y de calidad y la sostenibilidad.
¿Qué es la Responsabilidad Social Corporativa?
La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) es una forma de dirigir la empresa basada en la gestión de los impactos de la actividad.
Es una aportación voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental por parte de cualquier tipo de organización.
La pregunta que hay que hacerse no es ¿qué hago con mi dinero? sino ¿cómo he ganado ese dinero?
¿RSE o RSC?
Aunque algunas personas diferencian entre Responsabilidad Social Empresarial (RSE) o Responsabilidad Social Corporativa (RSC), la verdad es que se usan como sinónimos.
En España es muy habitual usar el término “Responsabilidad Social” a secas como referencia al modelo general, que puede aplicarse también a otro tipo de organizaciones que no son empresas, como por ejemplo la Responsabilidad Social Universitaria (RSU).
¿Para qué sirve la responsabilidad social corporativa?
Entre otras cosas, para paliar el impacto negativo de la globalización, como por ejemplo la deslocalización o la privatización de algunos servicios esenciales.
Es un compromiso de adoptar comportamientos y decisiones responsables con el entorno, tener en cuenta el impacto que nuestras decisiones tendrán en el planeta en el futuro, a nivel empresarial, pero también a nivel individual.
Las organizaciones de la economía social tenemos mucho que decir sobre la Responsabilidad Social, pues compartimos sus valores fundamentales. Pero no por eso debemos dejar de incorporar aspectos concretos, tangibles y medibles que legitimen ese discurso.
Aspectos que nos aporta la Responsabilidad Social con sus sistemas de gestión, y que ayudan a “materializar” esos compromisos éticos-sociales.
¿Cuántas de las empresas o sociedades que se dicen dentro de la Economía Social y en las que trabajamos miden sus impactos medioambientales? ¿Cuántas tenemos un control del comportamiento ético de nuestros proveedores? ¿Cuántas manifestamos nuestra Responsabilidad Social al abastecernos de productos y servicios?
- Los productos que consumimos a diario en la oficina: café, azúcar, productos de limpieza, ¿son de comercio justo? ¿Son ecológicos? ¿En su producción y comercialización se respetan los Derechos Humanos? ¿Son producidos por empresas de la economía social?
- Los consumibles de oficina: papel, bolígrafos, carpetas ¿son reciclados o biodegradables? Los regalos para las ferias y eventos, ¿han sido escogidos con algún criterio social o medioambiental?
- A la hora de seleccionar a nuestros proveedores de servicios (mensajería, catering, limpieza, jardinería, etc.) ¿priorizamos a empresas de inserción socio o Centros Especiales de Empleo? ¿Valoramos que los modelos de empresa de recursos humanos generen oportunidades laborales para las personas con más dificultades?
- Y respecto a nuestros proveedores de servicios financieros ¿nos paramos a pensar a quién damos negocio? ¿Estamos utilizando productos financieros éticos, ya sean de ahorro o financiación?
Cada decisión cuenta
Con cada decisión de compra, manifestamos unos valores y un modo de entender la empresa.
Cada decisión de compra nos permite potenciar un modelo de empresa más sostenible, de hacer nuestra contribución al desarrollo, consumiendo de aquellos proyectos que hacen las cosas bien.
Debemos elegir proveedores que persigan un impacto social y medioambiental positivo, pues es sinónimo de responsabilidad social.
Los que formamos parte de la Economía Social tenemos que ser ejemplares en esto. Por suerte, existen multitud de alternativas y ofertas justas y solidarias. Apoyarlas se traducirá en cambios en la sociedad que merecerán la pena.